DURMIENDO CON EL ENEMIGO

Existir es la mayor impertinencia de todas.
Soportarse ,es por mucho, lo más insoportable.

Asistimos a reuniones con uno mismo
donde el comensal (nosotros) se encuentra cansado de vernos todos los días.

(La sombra que nos refleja siente náuseas de solo pensar en el dueño de si misma).

Mutamos en amos del engaño,
inventamos lo inexistente, lo innecesario,
con tal de no olernos el bulto podrido de nuestros problemas.

Aplanamos las calles en paseos sin sentido,
sin rumbo,
sin dirección.
(Como la vida misma).
(Como el amor).
(Como la esperanza).

Acudimos a lugares concurridos,
compartimos nuestra soledad con otros solitarios.
(Manada de llantos compartidos,
manada de víctimas autosaboteadas).

(¿Cuántos pretextos más vamos a coleccionar con tal de no platicar con el silencio?)

Tolerar el mundo allá afuera no es difícil,
es imposible.
Tolerarnos a punto de dormir
(el momento justo en que los demonios,
los reproches,
las culpas
y su parentela nos visitan)
es la peor tortura.
El castigo máximo
de uno,
para uno.

(Tolerar a los demás es la mayor hipocresia de todas).

Soportarnos no es imposible,
es morir de a poco (por partes, por días).

Soportarme
(soportarte),
no es difícil
ni imposible.
No es recomendable
(para ninguno de los dos).

-Elvira Ávila-

Pintura de Zdzisław Beksínski.

Autor: Elvira Ávila

Dando el mal ejemplo.

Deja un comentario